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La herejía de la superioridad

Naty Sánchez Ortega


Hoy

Es un hecho. En algún momento de la historia a alguien se le ocurrió la fatídica insensatez de considerar que entre los seres humanos había dos categorías y que una era superior a la otra. Así nació la terrible herejía de la supuesta superioridad del hombre sobre la mujer... y de aquellos vientos, estas tempestades: en el año 2018 aún tenemos que explicar a voz en grito que se trata de una falacia, como si no fuese algo obvio, evidente, lógico. Por desgracia, no tenemos a mano un culpable al que desmitificar y el asunto se perpetúa generación tras generación. Esta herejía ha sido la causa de verdaderos tormentos y tragedias, limitando y cercenando las alas y las vidas de muchas personas. 



El último siglo ha conquistado muchos logros en la difícil tarea de echar abajo la herejía de la desigualdad.


La realidad es simple. La naturaleza ha creado multitud de seres en este planeta. A la mayoría de especies les otorgó una forma dual de manifestarse: una masculina y otra femenina. Sin embargo, en ningún lugar escribió un código de jerarquías y subordinaciones. Parece más bien que diseñó a cada una de estas facetas con su propia belleza y perfección, para trabajar en equipo. ¿Por qué, entonces, se ha instaurado esta herejía en las sociedades humanas?

 

 

Gracias a muchas mujeres y hombres del siglo XX los derechos de la mujer avanzan imparables hacia la igualdad total, pero mientras se libran las últimas batallas algo ha quedado claro: no existe ningún tipo de jerarquía ni subordinación aceptable entre las dos caras de la humanidad. La humanidad es un solo ser que a veces se expresa en cuerpo de hombre y a veces de mujer; estas diferencias quizás ocasionan algunas experiencias distintas, pero en ningún caso establecen una desigualdad social, jurídica ni espiritual. Mujeres y hombres estamos dotados de un cuerpo con el que interactuar; un corazón con el que sentir el amplio registro de emociones inherentes a la condición humana y una mente con la que tomar decisiones, aprender, planificar...

 

Esta herejía de la desigualdad se ha expresado de varias maneras. Algunas han sido extremadamente crueles y fatales; otras estaban cargadas de pura indiferencia. Me pregunto qué hay en el interior de una persona que necesita sentirse por encima de otra... Somos competitivos, eso nos ayuda a superarnos y poner límites cada vez más altos para que la humanidad alcance nuevos horizontes, pero sería interesante recordar lo pequeños que somos vistos desde la Luna... es tan absurdo creerse superiores a algo o alguien. El espíritu de empatía y colaboración encarnan lo mejor de la especie humana, y esto vale para mujeres y para hombres. Puesto que no hay desigualdad esencial, ambos somos capaces de lo mejor y lo peor, de manera que no se trata tampoco de idealizar al género femenino sobre el masculino. Las maldades a las que está sujeta la humanidad afectan por igual a ambos géneros. Ser mujer significa ser humana, no "ser perfecta".


Sería interesante recordar lo pequeños que somos vistos desde la Luna... es tan absurdo creerse superiores a algo o alguien. El espíritu de empatía y colaboración encarnan lo mejor de la especie humana, y esto vale para mujeres y para hombres


Ayer

La historia ofrece todos tipo de manifestaciones de esta herejía de la desigualdad: limitaciones jurídicas, intelectuales, políticas, laborales, etc., etc. Hay historias trágicas, algunas célebres, otras anónimas. Sin embargo, en mi opinión, mirar hacia atrás no siempre es tan simple; la mujer también tiene mucho que ofrecer con su voz histórica. La historia de la mujer no debe ser sólo una "historia de las desigualdades", también una historia de sus logros, de sus méritos, capaces de inspirarnos y ayudarnos en nuestro proyecto.

 

El punto en que nos encontramos ahora, donde la aspiración es eliminar cualquier rastro de desigualdad, nos puede llevar a cometer errores de juicio. Es decir, como buscamos referentes modernos en sociedades antiguas, cuando no los encontramos "etiquetamos", o peor, "condenamos", a esa cultura, generalizamos conductas puntuales o distorsionamos lo que nos dicen las fuentes literarias y arqueológicas. 

Hermanas y hermanos, parejas, rivales... las relaciones mujer-hombre a tener en cuenta son muchas



 

Al proyectarnos en la historia, debemos ser cuidadosas. Hay muchas culturas que, sin haberse situado en un plano de igualdad total, han respetado y admirado las cualidades de lo femenino, y aquellas mujeres también desarrollaron modos de expresión propios, con gran dignidad, creatividad e inteligencia. Creer que la mujer ha sido incapaz de hacerse respetarse en los miles de años precedentes es en sí mismo ofensivo. Equivale a decir que hemos sido unas impotentes hasta el día de hoy, y eso no es así. Otra cosa es que la historia actual haya sabido y querido destacar el papel de la mujer del pasado. La mirada del investigador modifica a menudo lo que busca y encuentra. A veces he visto más machismo en el historiador que en la historia. Por eso traeré a este blog muchos casos y ejemplos de mujeres que se han hecho valer en sus sociedades, para tratar de reflexionar juntas al respecto. Quizás saquemos algo en claro.

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Comentarios: 1
  • #1

    Rosaana (viernes, 23 noviembre 2018 10:47)

    Es verdad, cuantas veces nos hemos rebajado a nosotras mismas y por desconocimiento! Menospreciarnos considerando que hemos sido inferiores es no conocer la realidad. Seguro que tu blog aporta mucha luz a este tema tan malinterpretado, gracias!!!