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Aprender a descansar


Naty Sánchez Ortega

   Este último mes he tenido una serie de reflexiones sobre el descanso que quizás puedan resultaros interesantes. Como es lógico, han sido provocadas por un ciclo de intensa actividad física, emocional y mental, en el que empezaron a aflorar síntomas de agotamiento y desgaste. Haciendo gala de mi sentir filosófico, me senté conmigo misma y me dije: "¡basta!"

   Seguramente como a ti, me encanta ser fuerte y percibirme a mí misma como la heroína de mi propia vida. La voluntad, arma poderosa, es nuestra gran aliada para lidiar con los retos y desafíos que nos hemos propuesto. Sin embargo, entregadas a la acción, se nos llega a olvidar que la vida ha sido tejida con la contraposición de dos fuerzas complementarias: inspiración y expiración, sonidos y silencio, vigilia y sueño, acción y descanso. 

   Ya sabéis que me encanta la filosofía oriental. Leyendo un libro sobre Ayurveda, el ancestral sistema de medicina autóctono de La India, el texto desarrollaba el hecho de que no descansar puede provocar profundos desequilibrios en nuestro cuerpo-mente. Fue la primera llamada de atención. Puse el freno de mano y comencé a plantearme, una vez más, cómo recuperar el equilibrio. Sin embargo, la primera cuestión es tener claro en qué consiste descansar, porque cuando lo incorporas a tu esquema mental ya no tienes que lidiar con esa vocecita empeñosa que te acusa de "no estar haciendo nada productivo". Aquí os dejo mis conclusiones.

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   Descansar es "cambiar de actividad". No significa detenerlo todo y abandonarse, deambular en pijama por la casa y apagar el teléfono (lo cual, de vez en cuando, tampoco está mal). Es un tiempo que podemos dedicar a lo que nos encanta y no forma parte de nuestra profesión, como visitar museos o lugares que despiertan nuestra curiosidad y nos distraen del desgaste cotidiano. Es pasear cuando siempre estás sentada o tumbarte en el sofá con una colección de buenas películas cuando te pasas la jornada sobre tus tobillos. Es contemplar el cielo si sólo miras pantallas. Es reírte con los amigos tomando unas tapas si pasas el día sola o "entre tiburones". Y así... cada una con sus contrastes, poder compensar un poco la balanza.

   Descansar es una mágica oportunidad de "parar el mundo", el mundo exterior. Con "parar el mundo" me refiero a volver la mirada hacia dentro. Es un tiempo para relajar las neuronas y dejar que se calme el ruido de nuestra cabecita... y ver qué encontramos en el poso de nuestros pensamientos. Observar cuánto hemos crecido y cambiado, qué dudas nos inquietan en el trasfondo del planning y qué tan contentas estamos de nosotras mismas. Es la hora del aplauso y de la crítica amable de nuestra sabia interna. La crítica amable, para no perder el eje de la mujer que nos hemos propuesto llegar a ser; y el aplauso, porque la autoestima nace del amor y de la admiración que nosotras mismas nos tenemos, antesala de lo que otros puedan brindarnos...

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Descansar es "parar el mundo".


Descansar es una mágica oportunidad de "parar el mundo"


   Descansar es también un "acto de humildad". En el fondo, vivir con la sensación de que si nosotras paramos el mundo se bloqueará o todo se vendrá abajo evidencia que nos estamos dando demasiado importancia, sobredimensionando lo que somos y hacemos. En tal caso es muy útil dar un paseo junto al mar y contemplar el continuo devenir de las olas. Ellas han visto a millones de mujeres como nosotras llegar y partir de la orilla... y el mundo siguió girando. Creo que la humildad es una perfecta combinación entre saber lo maravillosa y extraordinaria que es cada vida humana, la nuestra incluida, y la comprensión de que somos apenas una gota de agua en el inmenso océano de Vida. Grandes y pequeñas a la vez. Sublimes y amigas de la sencillez.

   Descansar es "meditar". No sé si has incorporado a tus costumbres esa regalo de la sabiduría antigua que son las prácticas meditativas. Hoy en día las tenemos fácilmente a nuestro alcance y los beneficios que pueden aportarnos son innumerables. Meditar es mucho más que reflexionar; meditar es callar el alboroto interior, dejando que se calmen los vientos de la mente y el corazón. Es crear un tiempo sin tiempo, y un espacio sin espacio. Es encender una luz inextinguible. La meditación es una puerta al silencio y en el silencio, mecida en lo insondable, tranquila e infinita, espera una verdad más profunda. Al comprenderla, conectando con ella, nuestra energía se renueva, y así el descanso se convierte en renovación. Pletóricas, estamos listas para volver a la acción, llenas de vitalidad, lucidez y confianza.

 

¡Feliz descanso!


Descansar es "meditar". Es crear un tiempo sin tiempo, y un espacio sin espacio. Es encender una luz inextinguible. La meditación es una puerta al silencio



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