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Cuando leer te abre infinitas puertas...


Naty Sánchez Ortega

   No puedo recordar el primer libro que leí. La verdad es que tengo la sensación de haber leído siempre, igual que siempre he comido, igual que siempre he respirado. En mi mente se confunden algunos recuerdos de cuando era niña y, escondida entre unas cajas llenas de telas, leía los libros "robados" furtivamente de las estanterías del salón de mi casa. 


   Leer fue para mí, desde el principio, un modo de descubrir mi humanidad. Sí, en cada obra me topaba con personajes singulares que tomaban decisiones inesperadas, que me producían gran sorpresa, y me empujaban a preguntarme qué habría hecho yo en su lugar. Recuerdo cuando cayó en mis manos La historia interminable, de Michael Ende. No debía de tener más de diez u once años. En este libro descubrí la existencia del libro albedrío, ya que todas las decisiones que toma Bastian le van construyendo como persona, pero también, a la larga, le van destruyendo. Me inspiró además un bello anhelo: ser capaz algún día de tener (o ser) un amigo como Atreyu, por el impactante momento en que logra salvar a Bastian con ese simple, pero poderoso argumento, cuando le preguntan quién es para interceder por él: "Es mi amigo".

 

   ¿Por qué una niña tomó este libro entre sus manos? Supongo que, como todos, tras ver la película quise beber de la fuente original (confieso que esperaba viajar también a Fantasía y dar un nombre a la Emperatriz Infantil). Me quedé impactada con las profundas diferencias entre el cine y la literatura. Comprendí que eran amigos distintos, cada uno con su propia valía. A ambos los he amado con todo el corazón, pero hoy voy a elogiar sólo a uno de ellos.

leer; lectura; libros; leer en compañía; ser mujer ayer y hoy; blog;

   Muchos creen que la lectura es un entretenimiento, un momento de ocio, incluso un lujo. Opino que se equivocan. Leer no es un hobbie, es una necesidad vital y un derecho fundamental en nuestro presente. Por supuesto, con la palabra "lectura" no me refiero sólo a la literatura, todo libro es un soporte de infinitos conocimientos y posibilidades para el ser humano. Para las mujeres, fue una puerta cerrada en muchos momentos de la historia pasada, o por lo menos, de acceso reservado. Con los recursos de los que disponemos hoy en día, me atrevo a afirmar que sólo hay un motivo por los que una mujer no usa la lectura para expandir sus horizontes personales y profesionales: no hemos sabido enamorarla del exquisito placer que este hábito esconde, ni hemos sabido mostrarle todos los caminos que abriría a su paso.

   En lo que a mí respecta, no voy a mentiros, nadie me animó a adquirir un hábito de lectura; tampoco es que tuviera grandes lectores en casa a los que emular. Simplemente surgió, de manera espontánea, o si queréis, venía en el programa genético. Sin embargo, a lo largo de mi experiencia como pedagoga, he conocido a muchas jóvenes que han despreciado la lectura por considerarla, y voy a usar sus propias palabras, "una tarea aburrida", "una obligación escolar", "una actividad de gente culta" o frases más aterradoras que no me atrevo a transcribir. Del mismo modo que a todos nos enseñan a comer, también nos enseñan a leer, pero no es lo mismo "enseñar a comer" que "enseñar a apreciar la comida", ¿verdad? En el primer caso se trata de aprender el uso básico de los cubiertos, las normas de cortesía en la mesa y, con suerte, a evitar la comida basura e inclinarse hacia la que nutre y alimenta. Luego, con más precisión, si una es persona de buen paladar, puede transmitir los infinitos matices de sabores, contrastes o maridajes que existen para el sentido del gusto (y el olfato). Con la lectura pasa lo mismo: si sólo enseñamos a leer letras y entender información, no iremos más allá del cuchillo y el tenedor. Hay que tomarse en serio esta tarea, porque será fundamental en sus vidas, será la refinada nutrición de las células invisibles de su alma. Y no es poca cosa. 

Hijas, hermanas pequeñas, amigas o hijas de amigas, alumnas,... Todas tenemos mujeres en nuestro amplio círculo social sobre las que podemos influir -si nos dan su permiso- en lo que a la lectura se refiere.


   Hijas, hermanas pequeñas, amigas o hijas de amigas, alumnas,... Todas tenemos mujeres en nuestro amplio círculo social sobre las que podemos influir -si nos dan su permiso- en lo que a la lectura se refiere. Regalar un libro es un recurso fácil, pero, por ir un poco más lejos, ¿por qué no regalarle una tarde a nuestra hija, sobrina, nieta, amiga enferma, etc. leyendo juntas una obra maestra? Un libro que amemos y hayamos saboreado en sus más exquisitos matices es más fácil de compartir. Primero, sentirá nuestro entusiasmo; luego, compartirá nuestra vivencia. Leer juntas implica detenerse y aclarar ideas, preguntar su opinión, vaticinar como avanzarán los argumentos o la narración, y, por supuesto, saborear aquellas frases, metáforas, expresiones o palabras que resalten en el texto por su valor poético y su belleza estética. Dos o tres horas compartiendo un libro como compartimos una comida en un restaurante, degustando la lectura como una actividad social, puede ser un modo de reforzar vínculos, fomentar la amistad y además despertar muchas vocaciones lectoras. En determinados contextos, es un modo de motivar a muchas mujeres hacia el desarrollo académico y acabar con prejuicios simplistas. Por ejemplo, la expresión "ratón de biblioteca", sin duda alguna despectiva, ha llevado a muchas a creer que los libros son un espacio solitario. Hay que darle la vuelta a esto, es mentira. Incluso la lectura individual favorece la socialización en tanto que te aporta cultura, riqueza expresiva (vocabulario), temas de conversación, argumentos y capacidad crítica que puedes poner a prueba en animados encuentros con familia o amigos. 

   Se abre ante nosotras una semana que culminará el 23 de abril entre rosas y libros, una celebración que no debe mermar por la situación sanitaria. Por el simple hecho de ser parte de la humanidad, hemos sido invitadas al gran banquete del conocimiento y la poesía; degustemos las exquisiteces que nos ofrece y brindemos en la copa de la amistad por los libros que nutren nuestro espíritu y nos unen con el alma de los demás.

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Comentarios: 4
  • #1

    Carmen (domingo, 18 abril 2021 12:33)

    Tienes toda la tazón, leer es un uroboro que enriquece el interior, pero que, a la vez, hace que ese interior enriquecido te capacite para expandir esa riqueza a quienes te rodean. Y esos uroboros se entrelazan y consiguen una urdimbre de infinitas conexiones

  • #2

    Helena (domingo, 18 abril 2021 23:07)

    Me encanta la idea de que "leer nutre las células invisibles del alma", totalmente de acuerdo. También el concepto de lectura como actividad social, nunca me la había planteado así y puede ser muy bonito hacerlo.
    De pequeña yo también "robaba" libros del salón: la bruja novata, la historia interminable y mujercitas. Aunque la última la intenté leer de mayor por aquello de la nostalgia y la tuve que dejar, no sé, me pareció muy machista, de repente (tal vez la interpreté mal, pero me enfadé y todo jejeje).

  • #3

    Ma Engracia Vallejo (lunes, 19 abril 2021 19:52)

    Leer es escapar de todo, hasta de ti misma. Es penetrar en otras vidas, conocer otros lugares, viajar al pasado y al futuro. Se ha escrito tanto que una vida no basta aunque se le dediquen horas cada día, pero gracias a eso tenemos mucho dónde escoger. Desde mi niñez como muchas niños, leía con una lámpara debajo de las cobijas, después entre clases o dentro de ellas, había muchas aburridas. Luego largos espacios sin tiempos, con el mismo libro en el buró todo el año, tan solo la caricia para el que espera ser leído.
    Hubo que aprender a veces sin deseo, entonces no eran el amigo, eran la necesidad y aún así siempre me dejaron su huella y muchas veces lograron mi interés.
    Han pasado muchos años, hoy siguen siendo mis mejores amigos, aunque extrañe su olor, su peso, la suavidad de sus hojas y viaje sin ellos. Pero llevó muchos conmigo encerrados en una máquina que no dejo de abrir diario.

  • #4

    Victoria (lunes, 03 julio 2023 13:39)

    Ojalá enseñaran también a "saber leer", a saber escoger el libro adecuado en cada momento en nuestras edades infantil y juvenil!
    Pienso que sería necesario para la preparación de los lectores y avanzar paulatinamente en esa afición fundamental.
    Cuando ya de adulta me he aficionado a leer por convencimiento propio, me he dado cuenta que me falta mucho por leer. Los clásicos, poesía, ensayo
    ...y no sé si ya me dará tiempo y no tengo claro si poseo las bases para asimilar todo y si sabré elegir los libros adecuados para vivir una evolución gradual, coherente, y placentera.
    Gracias por tu análisis que comparto totalmente.