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Sofonisba Anguissola

Naty Sanchez Ortega


Autorretrato de Sofonisba Anguisolla, hacia 1556. Museo Łańcut, Polonia.
Autorretrato de Sofonisba Anguisolla, hacia 1556. Museo Łańcut, Polonia.

El curioso nombre de Sofonisba alude a una heroína cartaginesa de la II Guerra Púnica. Esta mujer luchó por Cartago y acabó suicidándose tras la victoria romana sobre Aníbal


   ¿Qué es un libro de historia? ¿Podríamos considerarlo la narración de un acontecimiento que hace una persona concreta en un tiempo concreto con una intención concreta? ¿Por qué en determinados momentos los historiadores tienden a enfocar los temas desde tal o cual punto de vista, y no ven, o no quieren ver, una parte de la realidad? La historia nunca es objetiva, siempre proyectamos en ella nuestros prejuicios y nuestros propios entornos culturales. Esta es la causa principal de que la mayoría de mujeres pintoras de los últimos años hayan sido ignoradas de los libros de historia del arte. No porque ellas no existieran ni porque les estuviera prohibido el acceso a la pintura, sino porque eran sistemáticamente ignoradas en el discurso histórico. Hoy, proyectando también nuestro entorno cultural que revaloriza a la mujer, necesitamos reencontrarlas, redescubrirlas y admirarlas, tanto como fueron admiradas y reconocidas en vida. Y una de las primeras pintoras profesionales de la nueva Europa que alumbró el Renacimiento fue Sofonisba Anguissola. 


Sofonisba nació en Italia, en una familia noble, pero no muy relevante. Fue la mayor de cinco hermanas y un hermano, nacidos de la pareja formada por Amílcar Anguissola y Bianca Ponzone. Su condición aristocrática permitió que recibiera una buena formación humanista, pero también fue instruida en las bellas artes. De hecho, ella no fue la única pintora de la familia; varias de sus hermanas llegaron a demostrar un notable dominio de la técnica, aunque cambiaron los pinceles por los hábitos o por el matrimonio. 

Sofonisba pintó a sus hermanas Lucía, Minerva y Europa jugando al ajedrez en compañía de su nodriza, ca. 1555, Museo Nacional, Poznan, Polonia.
Sofonisba pintó a sus hermanas Lucía, Minerva y Europa jugando al ajedrez en compañía de su nodriza, ca. 1555, Museo Nacional, Poznan, Polonia.

Autorretrato de Sofonisba Anguissola con su maestro Bernardino Campi, 1550. Pinacoteca Nacional de Siena.
Autorretrato de Sofonisba Anguissola con su maestro Bernardino Campi, 1550. Pinacoteca Nacional de Siena.

   Dado que vivían en Cremona, su padre consiguió que las formase el artista Bernardino Campi (1522-1591), afincado en la zona. Con él se inicio en los principios generales de la pintura y desarrolló su estilo inicial, característico del norte del Italia. Sus hermanas la acompañaban en las clases y parece que una de ellas demostró más talento y capacidad que la propia Sofonisba, pero murió demasiado joven como para contrastar talentos. Un segundo maestro fue Bernardino Gatti, quien encendió su interés por el retrato. Nos da testimonio de esta conexión un autorretrato de Sofonisba muy original, donde aparecen ambos mientras él aparenta pintarla a ella. 


   La mayor prohibición a la que se enfrentó en su formación fue al estudio de la figura humana desnuda. Por supuesto, la moral de la época rechazaba que una dama se dedicase al escrutinio de cuerpos masculinos desnudos y, como las mujeres, por la misma moral, no podían posar sin vestidos, este ámbito quedó sin desarrollar. No hay que ver en ello, pese a todo, una limitación de género. Los artistas varones también tuvieron muchos problemas con el conservadurismo religioso. Apenas un siglo antes, Donatello se vio agredido por la misma cuestión al presentar el primer desnudo moderno con su magnífico David. Por otra parte, hacia 1610 Artemisia Gentilleschi pintaba desnudos femeninos con bastante tranquilidad.

 

   Para coronar este periplo didáctico, y gracias a un viaje que hizo a Roma, Sofonisba conoció en persona al maestro de maestros, el divino Miguel Ángel. Ya mayor para entonces, el gran florentino se fijó en sus cualidades y ambos aprovecharon el breve tiempo que pasaron juntos para que unas cuantas gotas del elixir renacentista que Miguel Ángel representaba se incorporasen al genuino pincel de Sofonisba, quedando así marcada por el sello de continuidad de los grandes padres del nuevo arte nacido en Florencia. No en vano, ambos tuvieron una potente conexión con la familia Médici, si bien con generaciones distintas. Miguel Ángel disfrutó de transmitirle indicaciones y consejos, los cuales puso en práctica con su propio carácter artístico y su personalidad. ¿Podría esperarse un mejor currículum académico a mediados del siglo XVI?

   El destino tenía preparado para ella un lugar ideal para prosperar como artista: la corte española de Felipe II. Después de retratar al Duque De Alba en Milán, Sofonisba recibió la propuesta de incorporarse como dama de compañía y pedagoga de Isabel de Valois, la hija de Catalina de Médici, reina de Francia. En aquellos largos días españoles, retrató a los distintos miembros de nobleza y la Casa Real, incluido el propio rey, para el que confeccionó un retrato que tiempo después de su muerte se atribuiría erróneamente al pintor más reputado del momento: Alonso Sánchez Coello. Lo cierto es que Sofonisba, siempre dispuesta a perfeccionar su técnica, frecuentó con entusiasmo el taller del pintor, pues compartían la misma pasión por el arte. Algunos de los retratos de Sofonisba reflejan esta influencia de los modos pictóricos de Alonso, lo cual favoreció que historiadores poco inclinados a revisar los talleres femeninos europeos le otorgasen el mérito a un hombre. La artista logró ganarse el afecto de la familia de Felipe II, quien la protegió social y económicamente el resto de su vida, tanto el tiempo que pasó en su corte como miembro de la nobleza como cuando regresó a Italia. Esto nos da una idea de cómo se hizo valer esta joven italiana en uno de los más poderosos focos culturales de aquella Europa.

   Sofonisba se casó tarde para la época y lo hizo dos veces. La primera fue un matrimonio concertado por el propio Felipe II y la segunda fue por un amor tan apasionado... tanto, que incluso se atrevió a contrariar la opinión del monarca. Su primer esposo fue un noble siciliano y por ello la pintora se instaló en Palermo tras la boda en 1570. No obstante, sólo tres años después quedó viuda. En 1579 regresó a su ciudad natal, Cremona, y conoció a Orazio Lomellino, que habría de convertirse en su verdadero compañero de vida, pues ambos se enamoraron profundamente. Cuando vieron que el rey Felipe II iba a negarles su permiso para contraer matrimonio, tuvieron la osadía de casarse mientras llegaba la carta con la negativa. Se cree que el problema principal era la diferencia de edad, pues él era más joven y esta aritmética matrimonial no estaba en el marco de las costumbres. La situación fue aceptada y la pareja demostró hasta el fin de sus días que su afecto era sincero.

Autorretrato, Kunsthistorisches Museum, Viena.
Autorretrato, Kunsthistorisches Museum, Viena.

Se casó dos veces, una de ellas por amor apasionado


   Cuando Sofonisba se reinstaló en Cremona, ya era una artista célebre y respetada. Los diez años que pasó como dama de la reina y pintora de cámara en la corte de Felipe II le ofrecieron un magnífico escaparate para darse a conocer. La naturalidad con que se hizo famosa y el respeto que le brindaron figuras como Giorgio Vasari o Alonso Sánchez Coello nos demuestra que no se percibía como algo tan rompedor el hecho de que una mujer hiciera carrera como pintora. Como ya he comentado, el verdadero problema está más bien en el modo en que los historiadores del arte han dejado de lado sus aportaciones al reconstruir la evolución pictórica europea. A medida que envejecía siguió pintando y recibiendo visitas de artistas célebres. También mantuvo siempre sus vínculos con la corte española. Fue muy longeva y lógicamente su salud fue empeorando la última década de su vida, especialmente la vista, problema que la fue apartando de los pinceles. Murió en 1625 en su casa de Palermo. Dejaba tras de sí una estela inspiradora para aquellas mujeres que aspirasen a una vida como pintoras.

   A medida que envejecía siguió pintando y recibiendo visitas de artistas célebres. También mantuvo siempre sus vínculos con la corte española. Fue muy longeva y lógicamente su salud fue empeorando la última década de su vida, especialmente la vista, problema que la fue apartando de los pinceles. Murió en 1625 en su casa de Palermo. Dejaba tras de sí una estela inspiradora para aquellas mujeres que aspirasen a una vida como pintoras, cosa que de hecho sucedió y que espero contarte en próximas publicaciones.

Déjame tus comentarios sobre esta mujer: ¿la conocías?, ¿estás familiarizada con su obra?, ¿te parece curioso que en una corte tan conservadora como la española una mujer de la nobleza pudiera dedicarse sin problemas a la pintura? Te leo.


Curso online

Si quieres conocer con más detalle la vida y la obra de Sofonisba y otras pintoras te invitó a participar de este curso impartido por mí y titulado "Mujeres pintoras, pinceladas femeninas".

Profesora y creadora del curso: Naty Sánchez Ortega, Lic. en Historia .

Fecha: lunes 10, 17, 24 y 31 de julio

Horario: de  19:00 a 20:30 h. (se puede ver grabado)

Precio: 55 euros

Lugar: online.


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Comentarios: 1
  • #1

    Beatriz Cotello (domingo, 21 abril 2024 11:28)

    Sí, conocía a Sofonisba porque fui a una Exposición de su obra que hizo el Kunsthistorisches de Viena. Fue hace mucho y todavía no se había iniciado la tendencia a revalorizar a las artistas mujeres pintoras del Renacimiento.
    Me molesta muchísimo que las norteamericanas se crean las iniciadoras del feminismo. No quiero decir que Sofonisba lo fuera, y seguro que no tenía ese odio al hombre que se ha desarrollado en los tiempos de hoy, pero es un ejemplo de que, además de su rol de sostenedoras del hogar (que reivindico), por sus talentos y seguramente por rasgos de su personalidad, las mujeres pudieron tener un lugar en un espacio mayormente ocupado por los hombres.
    Quiero agregar que tuve el gusto de ver una obra de Artemisia Gentileschi que fue rematada en Viena hace unos años en el Dorotheum. Debe sucitar aún más interés de las feministas porque fue violada por uno de sus maestros, elegido, lamentablemente, por su padre, quien lo llevó a juicio.
    Me gustó mucho la redacción de la historia de Sofonisba. Un amigo mío está en Siena me ha mandado una foto del autorretrato donde aparece el pintor Campi retratándola. En el cartelito adjunto el nombre de Sofonisba está con signo de interrogación. Es que los italianos no soportan que haya habido artistas de igual mérito que los suyos.
    Gracias por tu blog.
    Un cordial saludo desde Viena, mi ciudad de residencia.